lunes, 5 de septiembre de 2011

"Una Pareja Dispareja"

Es bien conocida en el ámbito “Psi” la dupla histeria-obsesión, no solamente por que conforma una de las configuraciones de relaciones de pareja más comúnes, si no también, debido a que por sus características estructurales de personalidad, estas dos estructuras (neurosis obsesiva y neurosis histérica) parecen de algún modo complementarse, y debido a esto, este tipo de parejas han sido denominadas por los psicoanalistas como la “pareja ideal”.


Si bien cada persona es un ser único, existen características de personalidad que les son comunes dependiendo de la estructura de personalidad (psíquica) a la que correspondan.

En la personalidad histérica, encontramos dentro de sus características más comunes, el lugar dónde se posicionan en su discurso, este lugar siempre será una posición en la cuál, sean víctimas de los avatares ajenos, les resulta particularmente difícil adoptar una posición en la cual puedan tomar responsabilidad dentro de lo que les acontece, tienden a poner el acento en los demás, es por culpa “del otro” que tal o cual cosa sucede. Freud acerca de esto dice que la histérica (para estos años todavía se circunscribía la histeria solamente al sexo femenino, mas tarde se descubrió que también se presenta en el sexo masculino) es “el alma bella” (concepto tomado de la dialéctica de la autonconsciencia que plantea Hegel, tendría que ver con el alma bella que proyecta su propio desorden sobre el mundo), alma bella libre de todo defecto.

Otra particularidad de la personalidad histérica es la queja, la persona histérica se queja y su queja se formula como diciendo: “tú (el otro) tienes eso que yo quiero, tú sabes lo que quiero y decides deliberadamente no dármelo” (al menos en un plano inconsciente). Ésta queja se presenta de modo constante y expresa una eterna insatisfacción que angustia al sujeto que la emite. En verdad, lo que se esconde detrás de ese pedido, como se trata de toda demanda, es una demanda de amor. Eso que pide -que no es lo que desea- quiere que no se lo den para así mantener esa dinámica funcionando. De este modo, sostiene el deseo insatisfecho para mantener vivo el deseo del otro y también el propio. 

La personalidad histérica se encuentra muy conectada al plano de las emociones y sentimientos, por lo cual es común, que las reacciones de estas personas tengan un tono a veces dramático o teatral, que muestren gran exaltación en una discusión, o en algún momento de angustia. También se encuentran muy conectados al plano corporal, por esto es que cuando presenta algún síntoma(conflicto psicológico), no sabe exactamente qué sucede, a qué se debe, siente angustia pero no sabe a que se debe, muchas veces ni siquiera siente esta angustia, la cual se traduce en inervaciones somáticas. En la época en la que Freud investigo la personalidad histérica, se encontraba históricamente, en plena sociedad victoriana, la cual era muy represiva y se caracterizó por una moralidad profundamente conservadora, que promovía un estricto puritanismo sexual. Todo lo que se vinculaba con la sexualidad era altamente reprimido, conformando un tabú social. Partiendo de la base de que somos seres sexuales y sexuados, los síntomas histéricos en esta época eran tan alevosos como una parálisis, vómitos, ceguera, sordomudez, amnesia, sin ninguna explicación orgánica, hoy en día gracias a que vivimos en una sociedad más flexible y de mente un poco mas abierta, los síntomas histéricos corporales no se presentan con esta magnitud.

En cuanto a personalidad obsesiva, ésta se caracteriza por una moral muy severa, lo cual los convierte en víctimas de la culpa, esta moral es tan estricta que ante cualquier trasgresión a la misma por más mínima que esta fuere, aflora el sentimiento de culpa, que genera angustia.

Si en la histeria hay una conexión con las emociones, sentimientos y con el cuerpo; en la obsesión la conexión se establece en el orden del pensamiento, son personas intelectuales, racionalizan, reflexionan, piensan, sus síntomas se presentan en el orden del pensamiento, y en el orden de las acciones (higiene, prolijidad excesivas),  son personalidades muy criticas y exigentes, “es como un asunto privado del enfermo, renuncia casi por completo a manifestarse en el cuerpo y crea todos sus síntomas en el ámbito del alma”.

“la neurosis obsesiva se exterioriza del siguiente modo: los enfermos son ocupados por pensamientos que en verdad no les interesan, sienten en el interior de sí impulsos que  les parecen muy extraños y son movidos a realizar ciertas acciones cuya ejecución no les depara contento alguno, pero les es enteramente imposible admitirlas”.

Otras características de la personalidad obsesiva son “(…) una testarudez extraordinaria, por regla general poseedor de dotes intelectuales superiores a lo normal. Casi siempre ha conseguido una loable elevación en el plano ético, muestra una extremada conciencia moral, es correcto mas de lo habitual”

Si lo característico de la histeria era la queja, lo característico de la obsesión es la duda, se presentan como escépticos y  la duda corroe todo, hasta de lo que solemos estar más seguros, lo que desemboca en una creciente indecisión, que los paraliza convirtiéndose en una restricción de la propia libertad.

Anteriormente se hablo de la queja histérica y cómo la misma versa sobre una eterna insatisfacción, ante ésta queja, el obsesivo (por sus características estructurales) se queja, se enoja muchas veces, pero inmediatamente después trata de satisfacer esa deseo que reclama a esa queja histérica (Ejemplo: “no me querés (queréme), no te importo (demostrame que te importo)”).

Histeria y obsesión son modos de responder al deseo, el deseo en la histeria es un deseo insatisfecho y en la obsesión un deseo imposible. El obsesivo quiere a un otro que no desee y para lograrlo, puede pasarse la vida trabajando para satisfacer el deseo de una persona histérica sin lograrlo nunca, ya que no puede ver que lo que la histérica le pide, no es lo que desea. No obstante, puede continuar intentándolo infinitamente porque supone que satisfaciéndolo ya no le pedirán más nada, como si pudiera extinguirse el deseo, lo que no sucederá ya que el sujeto siempre desea, el deseo es el motor de la vida, cuando ya nada se desea, solo se desea la muerte. Por otro lado, la persona histérica cree que si su deseo es satisfecho, entonces el otro no la deseará más y algo de razón tiene, hecho que es probable si ese otro es obsesivo. Esta es la paradoja del obsesivo: cuando logra aniquilar el deseo de su partenaire también muere su propio deseo y entonces ya no desea a ese otro (pareja).

Ante esta situación hay una frustración doble: ni la persona histérica logra su ansiada satisfacción, ni la persona obsesiva puede satisfacer esta insatisfacción histérica. Es aquí donde aparecerá la falta, la imposibilidad de ambos de lidiar con esa insatisfacción que los frustra, la ardua tarea para ambos será ésta, aceptar ese imposible, aunque implique una gran herida narcisista.
"Te voy pan, quieres sal
nena nunca te voy a dar
lo que me pides...

Te doy Dios, quieres más
es que nunca comprenderás
a un pobre pibe..."- 
Seru Giran - Seminaire



Frases extraídas de: Sigmund Freud: "Conferencia 17: El sentido de los síntomas"